El fenómeno fan y la necesidad de pertenecer al grupo

 

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Al estudiar el fenómeno de los fans y la creación de los ídolos populares es importante contemplar el sistema de valores y las tendencias culturales dominantes en una sociedad determinada. Cada época fabrica sus propios ídolos, los cuales suscitan una gran admiración popular y se erigen como espejos de los valores dominantes de un tiempo. Los medios de comunicación social reflejan y, simultáneamente, marcan las nuevas tendencias culturales que predominaran en una época.

A lo largo de la historia, siempre han existido seres carismáticos que, en virtud de sus dones y capacidades, destacan y son más visibles. Son motivo de emulación e imitación por parte de otros individuos y especialmente por parte de los jóvenes y adolescentes que, al vivir un periodo crítico de transición, buscan referentes personales. Progresivamente,  la fama ha ido convirtiéndose en algo cada vez más accesible para la población en general, hasta tornar en un elemento más de interacción y estatus social, que permite distinguir a ciertos individuos como relevantes entre aquellos que se le parecen. La fama será, por lo tanto, un elemento comunicativo básico, una “tarjeta de presentación” y un factor definitorio de lo que representa una persona para los demás.

Se trata de un fenómeno altamente estructural. La fama es un instrumento imprescindible para entender la dinámica de los individuos socialmente excelsos que hoy compiten en el mercado del interés público creado por la realidad mediática. “La fama interviene en la creación del orden social al transmitir valores morales y jerarquías sociales. La fama, tal como aquí se considera, aparece como un sistema por si misma: se trata de un fenómeno estructurado, organizado e institucionalizado en la interrelación social” (Rivière, 2009ª: 72).

"Inception" Japan Premiere

El Star System amplificado por Hollywood durante los años 20 y consolidado fuertemente hasta nuestros días se ha convertido en uno de los pilares básicos de la generación de modelos de conducta y aspecto físico para la población, generando productos de consumo vivientes, que otorgaban a sus fans los cánones de belleza y las cuestiones intelectuales de cada momento.

Al hablar de «fans», el tópico lleva a pensar en jóvenes o adolescentes, seguidores incondicionales y apasionados de las estrellas del mundo de la música, el cine, la moda o el deporte. Con frecuencia se mantiene una imagen simplista y estereotipada que asocia el fenómeno fan con chicas adolescentes (Martínez, 2002: 25). Cabe decir que, a pesar de que las chicas jóvenes sí que pueden ser protagonistas habituales de estas formas culturales, no es un hecho exclusivamente femenino, ni juvenil, dado que hay otros adultos y jóvenes de sexo masculino que también participan en él.

“Basándose en los vínculos de la palabra con la locura y la posesión demoníaca, las noticias suelen caracterizar a los fans como psicópatas cuyas fantasías frustradas de mantener relaciones íntimas con estrellas o sus deseos insatisfechos de alcanzar su propio estrellato adquieren formas violentas y antisociales. Las acciones homicidas de Charles Manson (un fan de The Beatles), John Hinkley (un fan de Jodie Foster) y Dwight Chapman (un fan de John Lennon) […] (Jenkins, 2010: 26).

Star Wars Fans Train As Jedis In Lightsaber Class In San Francisco

El fenómeno fan también ha sido visto con negligencia y menosprecio por parte de los académicos y los intelectuales. Las personas «cultas» no pueden admitir dentro de los confines de la Cultura lo que consideran unas manifestaciones muy vulgares, ligadas a la cultura de masas. Se trata de una manifestación cultural de una calidad discutible y protagonizada por los llamados «fans», movidos por actitudes «exaltadas» y de carácter «irracional». La cultura fan surge desde los márgenes y se contrapone  abiertamente a la alta cultura. El “fan(atismo)” se presenta como un hecho apasionado, irracional y caótico. Esto es, sin embargo, un planteamiento poco apropiado para la comprensión del fenómeno. Al tratar el tema en la actualidad se deben evitar una serie de tópicos que envenenan la cuestión. No se trata, necesariamente, de formas culturales minoritarias ni de grupos sociales marginales. Los fans no son seres aislados y solitarios, sino que se encuentran perfectamente integrados dentro de un grupo más o menos amplio, con el cual comparte un eslabón de unión y entorno al cual gira su ocio. Podría considerarse un colectivo de veneración propio de la cultura pop.

Thompson define con gran certeza el fenómeno fan: “Ser un fan es organizar la vida diaria de uno mismo de tal manera que el seguimiento de una determinada actividad (tal como ser un espectador de deportes), o el cultivo de una relación con determinados productos mediáticos o géneros, llega a constituirse como una preocupación central del yo y sirve para dirigir una parte significativa de la propia actividad e interacción con los otros. Ser un fan es una forma de organizar reflexivamente el yo y su conducta diaria. Visto de esta manera, no existe una clara división entre un fan y un no-fan. Se trata sólo de una cuestión de grado, del grado en que un individuo se orienta a sí mismo hacia ciertas actividades, productos o géneros y empieza a reformular su vida en consonancia”.

 

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